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Ramón LIARTE: El sindicalismo revolucionario en el alba de oro de la AnarquíaEl sindicalismo no es un fin social, sino un medio de manumisión de clase. Es una organización económica llamada a estructurar los primeros órganos de la sociedad victoriosa en la lucha frente al Estado y el capitalismo.
El natalicio del sindicalismo internacional tuvo como postulado emancipador la finalidad de organizar a los trabajadores de todos los países. Esa finalidad sigue siendo valedera: rechazar la explotación capitalista y destruir toda forma de supeditación moral y material. La revolución socialista no debe servir exclusivamente a una clase, sino al pueblo que es un todo. La libertad sin igualdad nos conduce a la negación de nuestros objetivos. No debemos apoyar al Estado, sino destruirlo. Toda desigualdad, y ¿éste es el fundamento del sindicalismo, conduce a iniquidades socio-económicas.
El hombre, por deseo de perfección, es un socialista. Pero ante todo, por necesidad e imperativo social, es un productor. La virtud del sindicalismo reside en que es el organizador directo del esfuerzo, el heredero máximo del mundo viejo. Y es el sindicalismo el llamado a crear la nueva sociedad, cicatrizando las heridas profundas causadas por la división del trabajo. No podía vaticinar Marx que, cuando su sistema esté arrinconado en el Museo de antigüedades, el sindicalismo seguirá siendo el movimiento encauzado hacia el porvenir orientado por el pensamiento anarquista. Y es que, más allá de la revolución de intereses y clases, está la evolución infinita de las ideas. La esclavitud, como las clases, desaparecerá de la competición social, para dar paso a una síntesis colectiva que ponga lo económico al servicio de lo ético. Para lograr este deseo importa no decrecer en el fin concebido y propuesto. Vivir, hacer y obrar; tal es la divisa del Sindicalismo Revolucionario. La esclavitud hace de un hombre una bestia; la emancipación hace de una bestia un hombre.
La idea tiene necesidad de la realidad. La voluntad guiada por la idea triunfa de todo porque improvisa y descubre. Bueno es improvisar, pero no es menos útil organizar cuando existe responsabilidad y sabiduría. Que ambas cosas deben marchar unidas. Obrando con audacia y mesura se practica la acción directa.
¿Qué quiere el Sindicalismo Revolucionario?
Que el laboratorio oriente lo que hoy dirige el Poder. La fábrica contra el ejército, el campo contra la iglesia, el trabajo contra el capital. El taller no admite poderes extraños, ya que tiende a gobernarse libremente.
El Sindicalismo Revolucionario precisó una de sus posturas más enjundiosas en el histórico Congreso de Amiens, al declarar lo siguiente: "Inducir a los trabajadores a separarse de los políticos que les engañan, a organizar sólidamente sus sindicatos, los cuales, en un porvenir próximo, constituirán por sí solos el gran ejército de las reivindicaciones sociales, y que nos devolverá lo que realmente nos pertenece: el suelo, el subsuelo y los instrumentos de trabajo y de producción.
La política destruye, el sindicalismo edifica. No se trata, pues, de transformar el Estado, sino de hacer del taller un inmenso campo técnico y científico al servicio del socialismo y la libertad. Que la autogestión sea cada día más competente y responsable de manera que el esfuerzo colectivo se supere en todos los dominios.
Seva hacíala justicia o no se alcanza nunca. El Sindicalismo Revolucionario no quiere la justicia con cuentagotas, ni las reformas leves que aumentan los engaños. En esta hora en que dos fuerzas se disputan el destino del mundo, la plutocracia y el sindicalismo, sólo la revoluciónsocial puede instaurar un universo más equitativo, garantía de paz para la humanidad. Hemos de pensar, al mismo tiempo que trabajamos.
La clase obrera debe ser cada día mas solidaria. Ha de vivir y desarrollarse hermanada en la construcción social nueva. Una fase de reajuste mundial de los valores colectivos se abre al cotidiano vivir. En este despertar multitudinario, es imprescindible la unión del esfuerzo manual e intelectual. La cooperación de los técnicos y productores debe articularse sobre bases socialistas e igualitarias.
Movido por la idea de unir a todos los hombres que trabajan, el Sindicalismo Revolucionario avanza sin cesar. Es el movimiento obrero,la realidad más vertebrada de nuestro tiempo. Su victoria es inevitable a la postre. Las viejas instituciones burguesas se encuentran en crisis galopante. A pesar de los esfuerzos que consienten para renovarse no consiguen salir del atolladero. Son sistemas deshancados por los adelantos científico-técnicos, por la eclosión de la sociología humana que coloca la personalidad del hombre por encima de las oligarquías parasitarias. Tiene el Sindicalismo Revolucionario un sentimiento afincado en el corazón del hombre productor. El instinto de solidaridad que cada día se hace más consciente, obliga al cooperador a saber cual es su papel ante el destino de lo plural, de lo "nuestro" por ser colectivo. El problema que se plantea a la clase obrera es concreto: ¿Cómo, de que manera, en un momento dado, podrá hacerse cargo de todas aquellas actividades que están hoy confiadas al Estado y el capitalismo, para suplantar con creces, a las instituciones de oprobio y explotación que imponen privilegios de casta y clase? El asunto no admite escapatoria y hay que afrontarlo con la máxima cordura.
Tres soluciones principales tiene el Sindicalismo Revolucionario para destruir los cimientos de la injusticia, y establecer, en su lugar, la sociedad socialista sin clases ni gobernantes: El sindicato como organismo de acción económico-social directa; el Municipio autónomo administrando los derechos del pueblo a base de pacto libre y acuerdo voluntario; los Consejos de Economía administradores de la riqueza común, desde la escala local a la intercontinental.
Asociacion Internacional de los Trabajadores. Organo de la Federacion Obrera Regional Venezolana (F.O.R.VE.). Portavoz de la A.I.T. en el Continente Americano. Caracas. 1973-1974. No. 15-16. P. 7.
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